La NFL ha dado un paso decisivo para enfrentar uno de los problemas que más preocupan a jugadores, entrenadores y directivos: el elevado número de lesiones asociadas a la calidad del césped. Por este motivo, la liga ha anunciado que, a partir de 2028, los 32 equipos deberán jugar exclusivamente en campos certificados bajo nuevos estándares de seguridad, un cambio que busca reducir accidentes graves y uniformar la calidad de las superficies de juego.
La decisión llega tras años de quejas sobre el impacto de los terrenos artificiales, señalados por provocar lesiones como roturas de ligamento, desgarros, tendones de Aquiles dañados y conmociones cerebrales. Pero es que, a pesar del gran número de lesiones, todavía hay 17 equipos que compiten en 15 estadios con césped artificial; 13 lo hacen sobre superficies naturales y otros dos utilizan césped híbrido. La disparidad en condiciones, unida a los numerosos incidentes, llevó a la liga y al sindicato de jugadores a implementar una política mucho más estricta.
"Queremos asegurarnos de que cada campo cumpla con los requisitos adecuados y en constante evolución", explicó Nick Pappas, director de campo de la NFL. La organización insistió en que el objetivo es garantizar seguridad y consistencia, independientemente de qué estadio se visite.
While our player members have been clear about their overwhelming preference for high-quality, natural grass surfaces, we're encouraged that their demands for more consistent and safer fields across the board are taking a step in the right direction. We look forward to continuing… https://t.co/UzoGh3YAQc
— NFLPA (@NFLPA) December 4, 2025Tecnología obligatoria y superficies certificadas
Aunque los equipos podrán seguir eligiendo entre césped sintético, natural o híbrido, las opciones estarán limitadas a un catálogo aprobado por tecnologías como 'Best' y 'Strike', sistemas que miden la tracción, la capacidad de frenado y la firmeza del terreno. Estos parámetros permiten evaluar cómo responde el césped a los movimientos explosivos propios del juego, reduciendo el riesgo de lesiones no contactadas.
Esta medida también implica el retiro de modelos antiguos de césped artificial, especialmente aquellos que han generado controversia por su rigidez o su comportamiento impredecible en cambios de dirección.
Estadios señalados por su alto riesgo
Uno de los focos de atención ha sido el MetLife Stadium, compartido por New York Giants y New York Jets. El motivo es que, desde la instalación de su césped artificial en 2020, el recinto ha registrado al menos 16 lesiones significativas, incluyendo la rotura del tendón de Aquiles de Aaron Rodgers en su debut con los Jets en 2023. Otras estrellas, como Jaelan Phillips o Al Woods, sufrieron lesiones similares en el mismo campo. En la actual temporada, Josh Jacobs y Malik Nabers también resultaron gravemente afectados.
Estas cifras alimentaron el debate entre aficionados, analistas y jugadores, muchos de los cuales han exigido de manera reiterada el retorno generalizado al césped natural. Por ello, esta reciente decisión ha sido celebrada por la Asociación de Jugadores destacando el anuncio como un avance importante, aunque insistió en su preferencia histórica por el césped natural. "Nos alienta que las demandas por campos más seguros estén dando resultados", señaló el sindicato en un comunicado, destacando que la colaboración con la liga es esencial para mejorar la protección de los atletas.
Hacia un nuevo modelo de seguridad
La política que entrará en vigor en 2028 marca un cambio profundo en la concepción de la seguridad en la NFL. El plan combina criterios científicos, tecnología avanzada y una supervisión continua para garantizar que las superficies evolucionen al mismo ritmo que el juego.
Con este movimiento, la NFL busca dejar atrás años de polémicas por lesiones de alto perfil y reforzar su compromiso con la salud de los jugadores. La cuenta regresiva hacia 2028 ya ha comenzado, y el futuro de la liga se dibuja sobre un terreno más seguro y regulado.

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