El subdirector de Emergencias afirma ante la jueza de la dana que se desoyó su petición de que la alerta urgiera a subir a zonas altas

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El subdirector general de Emergencias de la Generalitat Valenciana, Jorge Suárez, ha confirmado este jueves ante la jueza de Catarroja (Valencia) que investiga la dana —la catástrofe natural que dejó 230 muertos en octubre de 2024— que los gestores de la tragedia desoyeron a las 17.45 horas su sugerencia de que el Es-Alert, la alerta masiva a móviles que se envió para informar a la población de la magnitud de la tromba, incluyera una mención a subir a las zonas altas, según indican a EL PAÍS fuentes presentes en su comparecencia.

Más de la mitad de los fallecidos por la riada fueron ancianos y personas con movilidad reducida que residían en plantas bajas.

“Escribí unas notas en las que pedía que, con carácter inmediato, había que enviar un mensaje [a la población] para subir a zonas altas. Sería a las 17.45 horas”, ha relatado.

Suárez ha reconocido que la magnitud del riesgo comenzó a palparse a partir de las 17.00 horas tras la convocatoria del Cecopi. El alto cargo ha explicado que la jefa de servicio de Emergencias, Inmaculada Piles, le pasó un WhatsApp a las 17.38 sobre el peligro de la presa de Forata [una infraestructura en Yátova (Valencia) que, de haberse desbordado, podría haber causado 8.000 muertos]. “Había poblaciones en las que el agua podía llegar a seis o siete metros de altura”, ha indicado.

El alto cargo, que jugó un papel crucial en la gestión de la tragedia, también ha reconocido que el aviso se planteó más de dos horas antes de su envío. Cuando la notificación se coló en los teléfonos, a las 20.11 horas, al menos, 155 personas ya habían fallecido. “A las 17.38 horas se vuelve a poner encima de la mesa que se puede utilizar el Es Alert”, ha agregado.

Suárez ha declarado ante la instructora en calidad de testigo, una condición que le obliga a decir la verdad. Su relato se revela esclarecedora. El alto cargo participó en los momentos clave del Centro de Coordinación de Emergencias de L’Eliana (Valencia), donde se gestionó la crisis. Fue testigo directo del episodio que sobresaltó el dispositivo, tras las declaraciones de las alertas hidrológicas del río Júcar y del barranco del Poyo, detonante de la tragedia. Y asistió a la toma de decisiones en el Cecopi —donde se decidió el envío de la alerta masiva a móviles— junto a los dos investigados en la causa: la exconsejera Salomé Pradas y quien fuera su segundo durante la riada, Emilio Argüeso.

[Noticia de última hora. Habrá ampliación.]

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