El nuevo president valenciano evita el protagonismo a Vox en sus primeros pasos

Hace 23 horas 1

El acuerdo y las cesiones con Vox marcaron toda la previa de la investidura de Juanfran Pérez Llorca. También su discurso como candidato, pero tras pronunciarlo y hacer suya la agenda de la derecha radical, el protagonismo de Vox ha decaído. En sus siguientes discursos -en su toma de posesión, en el anuncio de su nuevo Consell o en la jura del cargo de su nuevo equipo de consellers- las cesiones han desaparecido: ni pacto verde europeo ni inmigración. De hecho, el president ha mostrado un especial tacto con el valenciano -su lengua materna-, ha asumido desde su gabinete la promoción de la misma y ha defendido a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), amenazada por la derecha radical. Ayer, su presidenta, Verònica Cantó, acudía sonriente y esperanzada al Palau de la Generalitat al acto de toma de posesión del nuevo ejecutivo autonómico.

El foco ha dejado de estar en las exigencias de la derecha extrema y se ha centrado en la configuración del gobierno y en los primeros pasos dados por este. Nuevo organigrama, ceses, nombramientos, recolocaciones y, por encima de todo, la idea de Pérez Llorca de abrir una nueva etapa y de buscar tender puentes con todos, no solo con Vox. No será fácil, pero lo intentará.

De hecho, su nuevo portavoz, Miguel Barrachina, que ayer se estrenó en el cargo, deslizó la idea de aprovechar el vacío en À Punt -el hasta ahora presidente del consejo de Administración de la Corporación Audiovisual de la Comunidad Valenciana, Vicente Ordaz, ha pasado a ser secretario autonómico de Comunicación- para intentar negociar con toda la oposición (y no solo con Vox) cambios en este organismo de control de la televisión autonómica, donde PSPV y Compromís no tienen representación. Una maniobra que el nuevo Consell quiere que sirva para “desbloquear los organismos estatutarios” caducados desde antes de la llegada del PP a la Generalitat. Tampoco será sencillo, pues Llorca ya lo intentó cuando accedió a la portavocía del grupo popular de las Corts y no lo logró. La izquierda no pretende darle tregua.

Pese a estos gestos hacia la oposición de izquierda, Barrachina reconoció ayer la necesidad de contar con Vox y acabó expresando su deseo de poder contar con ellos para aprobar unos nuevos presupuestos.

El Consell quiere que los cambios obligados en À Punt sirvan para poder negociar con la izquierda los órganos estatutarios

Sin embargo, la aprobación de las cuentas del próximo, con las que ya presiona Vox para intentar recuperar el protagonismo (es el escenario ideal para volver a poner encima de la mesa su agenda), no son una prioridad para el ejecutivo que empieza a andar. De hecho, esta semana se anunciaba la prórroga de los mismos.

El PP entiende ahora que se tiene que centrar en la gestión y en recuperar esa “confianza pública” de la que ayer hablaba el nuevo president en su discurso ante sus nuevos consellers. Los populares son conscientes que recuperar la normalidad es una de las claves para revivir electoralmente y que la gestión es, precisamente, el elemento diferencial que les distingue de Vox.

La derecha extrema ha estado muy cómoda con la posición del Consell de Carlos Mazón de enfrentamiento total con el Gobierno de España. Sin embargo, sin rebajar el tono de la reivindicación, no parece que la bronca diaria y el choque entre administraciones sea la hoja de ruta preferida de Llorca. Ayer, su nuevo portavoz insistía en la necesidad de propiciar una reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un hito que, pese a la dana, no se produjo con Mazón en el Palau de la Generalitat.

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