El “Gran Hermano” llega a Piccadilly

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El “Gran Hermano” llega a Piccadilly

Londres. Corresponsal

05/12/2025 06:00 Actualizado a 05/12/2025 06:33

Si como a millones de londinenses (y turistas) a uno se le ocurre por estas fechas acercarse a Oxford Street, Regent Street o Piccadilly Circus para hacer las compras navideñas, es casi seguro que su rostro será captado por las cámaras de reconocimiento facial que cada vez utiliza más el Estado británico. Lo más probable es que ni se entere, pero abogados y grupos pro derechos humanos advierten de que el Gran Hermano de Orwell ha llegado para quedarse.

Benjamín Franklin, uno de los padres de la patria estadounidense (cuyo rostro ilumina los billetes de cien dólares) ,sentenció allá por 1775 que “aquellos dispuestos a sacrificar su libertad para comprar una seguridad temporal no se merecen ni una cosa ni la otra”. En el Reino Unido, como en todas partes, hay quienes ven interesante el canje, pero a la mayoría los sistemas de vigilancia y control se les imponen sin su consentimiento ni conocimiento. Lo decide Papá Estado, y no se diga más.

Después de China y los Estados Unidos, Gran Bretaña es el país que más cámaras de vigilancia tiene en las calles (se estima que unos siete millones), y el Gobierno Starmer no quiere que la cosa se quede ahí. El Ministerio de Interior se dispone a dotarlas de la última tecnología en materia de reconocimiento facial, para que instantáneamente comparen las caras con las fotografías que 45 millones de británicos han tenido que proporcionar para sacarse el pasaporte (aquí no hay DNI).

El objetivo es que los sistemas de reconocimiento facial que ahora están a disposición de Scotland Yard lleguen a todas las ciudades y pueblos del territorio nacional, e incluso a las más remotas aldeas. El anzuelo es que ello permitirá localizar en tiempo real a personas con antecedentes y prevenir crímenes, pero también se usará para capturar a inmigrantes ilegales , y en general para incrementar el ya considerable control que el Estado ejerce sobre los ciudadanos. No se le escapará ni una.

El objetivo es que las imágenes se comparen con las fotos de todos los británicos que tienen pasaporte

“El reconocimiento facial es el avance más importante en materia policial desde el ADN, ya ha servido para meter en la cárcel a miles de peligrosos delincuentes y se trata de una herramienta que, bajo las parámetros legales que sean necesarios, no se puede desperdiciar”, dice Sarah Jones, secretaria de estado en el Ministerio de Interior. Pero las organizaciones defensoras de los derechos civiles temen abusos cuando las autoridades se hallen bajo presión para culpar de alguien de un delito, y en especial sobre su aplicación a indocumentados, inmigrantes y miembros de minorías que ya ahora son discriminadas por las fuerzas del orden.

“La expansión del uso de las cámaras va a convertir el Reino Unido en una especie de prisión abierta con enormes riesgos de arbitrariedades, injusticias e identificaciones falsas, y a ver quién consigue demostrar que la tecnología se ha equivocado cuando tus rasgos no son leídos correctamente y te imputan un crimen que no has cometido- advierte Silkie Carlo, directora de Big Broter Watch-. El Gobierno de Keir Starmer está infringiendo la privacidad de millones de británicos con una conducta propio de China pero no de una democracia”.

La mayoría de los alrededor de siete millones de cámaras de vigilancia que hay en el Reino Unido son fijas y están situadas en lugares estratégicos, pero también las hay móviles en camionetas y coches de los agentes de tráfico. Hasta ahora sus imágenes se comparaban con la base de datos de la policía para intentar capturar a 1.500 fugitivos o sospechosos buscados con carácter prioritario, pero el Gobierno pretende darles un uso mucho más amplio. El pretexto es reducir la delincuencia, ver cuándo ladrones con antecedentes se disponen a robar en comercios, y tener bajo observación permanente a los convictos por delitos sexuales. El objetivo último es el control estatal.

La Policía Metropolitana de Londres ha llegado a captar y analizar con técnicas de reconocimiento facial cincuenta mil caras al día en el metro, y las de 36.140 transeúntes en una sesión de cinco horas en Oxford Circus el pasao mayo. Pasar de comparar los rostros con la base de datos policiales a hacerlo con las fotos de los pasaportes es un salto enorme.

Grupos pro derechos humanos advierten que Gran Bretaña se convertiría en una “prisión abierta”

En China, el Estado valora la”lealtad” de individuos y empresas, dándoles o quitándoles puntos en un sistema de “crédito social” que determina el acceso a préstamos, vacaciones pagadas y servicios públicos, o puede redundar en multas, restricciones de viajes o dificultades para obtener empleo. El Reino Unido no ha llegado a eso. Todavía.

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